Ayer tuve la gran suerte de descubrir un “proyecto cultural y social con gran proyección de futuro” como la propia organización lo describe. Se trata de “Concerts de Mitjanit” (o “Conciertos de Medianoche” en castellano) que –dentro del Festival Internacional de Música de Sitges- organiza la Fundación Cultural Port d’Aiguadolç. Lo recomiendo muchísimo.
“Concerts de Mitjanit” (http://www.concertsdemitjanit.com/) es una iniciativa que ya cuenta con cinco años de historia. (¡Qué pena no haberla descubierto antes!) La Fundación Cultural Port d’Aiguadolç se propone con este festival veraniego recuperar el espíritu y la experiencia de los conciertos íntimos, en los que se favorece una comunicación muy especial entre el intérprete y su público. Y para ello, elige unos marcos incomparablemente bellos, que potencian aún más -si cabe- la intensidad de las emociones, creando unos espacios ideales para la audición y el disfrute de la música en vivo. Así, el Saló d’Or del Palau Maricel de Sitges, una verdadera joya arquitectónica de la villa suburense, es el principal escenario de este ciclo de conciertos. Sin olvidar el de la Bocana del Puerto de Aiguadolç, que al borde del mar, y con las vistas de Sitges al fondo, resulta un espectacular espacio al aire libre, casi mágico.
En este proyecto coinciden muchos tipos de música, no sólo la clásica. Su objetivo es: “ofrecer una propuesta de gran calidad, plural y alejada de los estereotipos, en la que tengan cabida, en estrecha relación, grandes estrellas y nuevos talentos, músicos internacionales y nacionales, el gran repertorio clásico y la creación contemporánea: todo ello integrado en una línea coherente”.
El que tuve la suerte de disfrutar ayer fue el recital de Eva Marton (de nacionalidad húngara y una de las sopranos dramáticas más importantes de la actualidad) acompañada por la pianista Gabriella Gyöker.
La velada fue perfecta. El concierto empezó puntualmente tras una recepción impecable por parte de la organización. ¡Es la primera vez que encuentro en un evento público un personal de relaciones públicas tan profesional, correcto, agradable y bien vestido! La sensación era la de llegar a una casa particular y ser recibida por los anfitriones.
El programa impreso que nos entregaron a la entrada, interesantísimo. No se limitaba a referir la relación de piezas que íbamos a disfrutar, sino que además incluía una completa biografía de las artistas y una interesante colección de fotos de la soprano, así como un bien documentado comentario al repertorio que componía el recital. Es el programa más ameno e interesante que he tenido entre mis manos: es evidente el cariño y la profesionalidad con los que ha sido elaborado.
Y qué voy a decir del marco de este concierto, el Palau Marice de Sitges. Es una belleza, lleno de historia y de simbología; en cada rincón uno encuentra un nuevo motivo para entusiasmarse.
La primera parte del recital estuvo dedicada a lucir la vertiente dramática de la Marton: escuchamos distintas piezas de Strauss y Wagner.
En el intermedio nos esperaba una muy grata sorpresa. Cava “Maset de Lleó” natural y rosé ofrecido por gentileza de la bodega “Maset” (http://www.maset.com/) en las terrazas-claustro del Palau Maricel. Una experiencia que no puedo describir en lo que se merece.
De vuelta en el Saló d’Or, la segunda parte del recital, con una selección de Puccini, Giordano, Catalani y Mascagni. Una voz que emocionaba y un público entregado. De nuevo indescriptible. Y tras la pieza “de propina”, otro nuevo y maravilloso regalo: ¡conocer a Eva Marton en persona y hablar unos minutos con ella!
¿Se puede pedir más?
Sólo me queda agradecer a la Fundació Cultural Port d’Aiguadolç y en especial a su director, Félix Alcaraz, por tan buen hacer, por un trato tan exquisito y por una organización tan perfecta.
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