En realidad, no puedo decir que Josef y yo seamos amigos, a pesar de la etiqueta que he dado a este post. Pero si es verdad que nos conocemos "de toda la vida" y es que la familia Ajram y la mía, son vecinas desde hace más de 30 años. Por mi parte, todavía vivo en esa casa cuya puerta está -justamente- enfrente de la de los Ajram y de vez en cuando, sigo coincidiendo con Josef en el ascensor. ¡Casualidades de la vida!
Acudí a la presentación del libro porque me comentó sobre el evento la madre de Josef un par de horas antes... ¿Casualidad?
Pero la casualidad más grande -y para mí la más sorprendente- es que, el discurso de Josef me ayudó a organizar una serie de ideas a las que vengo dando vueltas desde hace unas semanas. El título genérico bajo el que se aglutinan sería algo parecido a "La nueva comunicación" y tienen que ver con la transformación que están sufriendo las formas de comunicar debido a dos cambios fundamentales: la popularización de la tecnología digital y la aparición de nuevos intereses y comportamientos sociales. Desde luego, esto era lo último que esperaba conseguir en una presentación así: ordenar mis pensamientos. Y es que este triatleta tiene, además de sus facetas de broker y deportista (las únicas que hasta ahora yo conocía), una interesante vertiente comunicativa. No sólo desde el punto de vista teórico -que también-, sino sobre todo, desde el punto de vista práctico. En efecto, Josef ha sabido utilizar con maestría los recursos comunicativos a su alcance para conseguir, no sólo seguidores, sino también rentabilizar su pasión deportiva ¡sin ganar ninguna carrera!. Conozco a muchos que han fracasado en este intento. A muchos.
Pues, como digo, el acto de presentación de "¿Dónde está el límite?" estaba abarrotado. La primera frase del discurso de Josef que llamó mi atención fue "Si en vuestra vida no comunicáis, nadie se va a enterar". Y explicó que gran parte de su éxito -y de lo extendido del conocimiento hacia su persona y hacia lo que hace- se debe a Internet. "Haceros un blog. Yo creo que todo el mundo debería tener un blog". Y nos contó que él empezó con su bitácora hace algo más de tres años. Entonces sumaba unas 80 visitas al día (que no está nada mal, creo yo), y que ahora se han convertido en 2.800 visitas diarias. ¡Vaya! ¡Mucho más que lo que obtienen algunas empresas que gastan miles de euros en anunciarse en Internet!
¿Pero quién es Josef Ajram? Para contarlo en unas pocas líneas diré que es broker de profesión y ultrafondista de vocación. Una persona que ama el desafío. Fue el primer deportista español en participar -y terminar- la Ultraman, una durísima prueba, cuyo número de participantes se reduce a un máximo de 35 personas en cada edición y que consiste en nadar 10 kilómetros en océano abierto, pedalear durante otros 421 por parajes montañosos para terminar corriendo el equivalente a dos maratones. Hijo de médicos, mal estudiante, excelente deportista, reflexivo, inteligente y eficaz. Por ser su padre de origen sirio, su nombre ha sido un arma de doble filo: por una parte excusa para bromas y preguntas fáciles, por otra, una razón para no pasar desapercibido.
Sobre la comunicación, entre otras cosas, dijo: "Admiro a los que ganan carreras. Pero mi trabajo consiste en comunicar. Estamos en la era de la comunicación y tenemos a nuestro alcance una herramienta gratis que es Internet. Mi blog tiene visitas de 82 países. ¿Qué diario llega a 82 países?"
"¿Por qué tienes tantos tatuajes?" le preguntó un niño de unos 10 años cuando le tocó participar al público. "¡Qué pregunta más difícil! No lo sé. Siempre digo que el que me estoy haciendo es el último. Pero luego, me hago otro más. No lo sé... pero tú... ¡no te hagas tatuajes!". Esto, desde luego, no es lo que se dice predicar con el ejemplo, pero me gustó el sentido de la responsabilidad de Josef.
Una bella joven de larga melena morena le preguntó después al atleta si sabía dónde estaba su límite. Pregunta fácil, dado el título del libro, pero la respuesta resultó muy interesante: "Espero no saberlo nunca y seguir esforzándome siempre. Hagas lo que hagas en la vida, es muy importante tener claro tu objetivo. La suma de poquitos, hace un muchito. No hay que obsesionarse, hay que ir sumando." Estoy de acuerdo, Josef. Esto es así, tanto en la vida, como en la comunicación.
Y terminaré incluyendo alguna de las frases de Josef Ajram que he subrayado en el libro "¿Dónde está el límite?":
- Si realmente deseas conseguir algo, la única manera es luchar por ello. Luchar de verdad y no quedarte esperando que llegue.
- Yo miro de frente a las adversidades.
- No hay que imponer las cosas.
- En la vida, si algo me motiva, soy el mejor. Si no me motiva, es un desastre.
- Terminar el Ironman ya es, por si sólo, una victoria. No es una carrera, sino un auténtico reto contra el límite de uno mismo.
- "Come on, Ironman, 1km for your dream!"
- Saber comunicar me parece un elemento clave.
- La constancia en el trabajo -la perseverancia-, ser comunicativo y saber qué mensaje buscan las personas y la sociedad, son tres elementos clave en mi vida y en lo que represento.
- Esta sensación (la de haber cometido un error gravísimo) no quiero volver a sentirla nunca más en mi vida.
- Tanto en el deporte como en la vida, los límites los pone uno mismo.
- Todo el mundo es capaz de hacer lo que se proponga, siempre y cuando luche por ello y agote todos los recursos posibles antes de rendirse.
- Siempre trato de cumplir la máxima del day-trader: pérdidas limitadas y benificio ilimitado.
- Es necesario luchar al máximo para conseguir lo que deseas.
- He conseguido desarrollar un sentido que es el de la intuición: soy de los que tengo la suerte de intuir bastante bien cómo son las personas después de hablar un poco con ellas.
- No hay nada que te llegue gratuitamente y sin que des algo a cambio.
- Podrás hacerlo mejor o peor, pero lo importante es terminar.
De "La nueva comunicación", hablaré en breve. Hoy Josef Ajram se merecía hoy todo el protagonismo.
2 comentarios:
Aprendi mucho
Este libro me ha llegado...
Yo en la vida intento parecerme a Josef, es decir, intento ser y luchar por cualquier cosa, ya qu siempre merecerá la pena.
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